En esta ocasión, nos desplazamos desde Huesca hacia el incomparable valle de los Alanos cerca de Zuriza. La Peña Forca, junto con el Rincón del Alano y los picos de Lenito, forman un impresionante circo de torres y paredones calizos que sobresalen al oeste de la Selva de Oza, y que ponen el broche final a la alargada sierra de los Alanos con imágenes en el Pirineo que pueden compararse con los Dolomitas italianos.
Poco después de las 8.30 de la mañana, llegamos al parking de los Alanos donde, en una vallada vaquería dejamos el autobús. Poco después, nos ponemos en marcha, primero atravesamos un bosque de hayas que parece sacado de un cuento de los hermanos Grimm, las hayas son de un tamaño espectacular y el verdor de sus hojas es casi fluorescente, también vemos algunos caballos sueltos.
Poco después, llegamos a una granja donde el bosque termina, desde ahí, empieza una ladera al principio herbosa con una inclinación notable, que poco después se convierte en una inclinada ladera de rocas con espectaculares derrumbes que vienen desde la cima del Achar del Alano (2078m).
Entre este pico piramidal y el otro que tiene enfrente, baja un empinado corredor que es a donde nos dirigimos, con la intención de atravesar la inexpugnable muralla que conforman los Alanos, por su casi único punto débil, el paso de Tacheras (1905m).
Ya una vez en ese paso nos maravillamos del valle que tenemos a nuestros pies así que nos paramos a desayunar al abrigo de unas piedras enormes.
Ya hemos hecho más de 600 metros de desnivel en una hora y cuarto que es un buen ritmo. Poco después nos ponemos en marcha otra vez, pero ahora tenemos delante un largo valle que todavía guarda muchos neveros. Al fondo del valle, podemos distinguir la Peña Forca, a donde queremos intentar ascender hoy.
Así que a buen ritmo el grupo formado por veintiún componentes de la sección de montaña travesías pirenaicas de Peña Guara, nos topamos con las paredes de Peña Forca donde toca poner las manos hasta llegar a la cresta cimera del cordal de Peña Forca.
Una vez en la cresta cimera nos queda llegar a un punto donde se distingue la cima (2390m), la cual ascendemos poco después y paramos para tomar algo de comer.
Las vistas tanto del valle de Hecho como hacia el valle de Zuriza al lado norte son indescriptibles por su belleza.
Ahora toca bajar, así que tomamos la alternativa de descender por los tubos de Lenito.
Una vez en el collado del Lenito vemos un inclinado corredor con un pico en medio parecido a la aleta de un tiburón que hace que se divida en dos. Nosotros en nuestra maniobra de descenso, elegimos el de la derecha tal como bajamos, pues el de la izquierda tiene una inclinación notable y un nevero presente que nos hace dudar de su estado.
Este corredor que elegimos tiene muchos derrumbes y nos hace ir con mucha precaución ya que toda la montaña parece desplazarse con nuestras pisadas haciendo rodar piedras de gran tamaño.
Sin reblar, conseguimos llegar abajo del corredor, pero ahora nos encontramos con un largo nevero que casi llega hasta el barranco de Estriviella, así que nos colocamos los crampones para progresar con más seguridad, pues la inclinación es notable.
Una vez atravesado el largo nevero, nos quitamos los pinchos, y continuamos bajando el barranco de Estriviella hasta la selva de Oza donde nos espera el transporte.
El resumen de la jornada es que ha sido una intensa actividad, con paisajes impresionantes en forma de rocas y bosques, y trepadas por crestas con buen ambiente montañero, y lo mejor de todo la buena compañía y sintonía de este grupo.
Nos han salido según los navegadores 1566 metros de desnivel positivo, 1635 de desnivel negativo para 13 km y 700 metros de travesía y ocho horas y veinte minutos de actividad (paradas incluidas).
Sergio Vivas Jal