En esta ocasión el grupo Travesías Pirenaicas se desplaza al macizo del Turbón.
Después de consultar itinerarios y viendo la imposibilidad de realizar la ruta por el Run por el corte de carretera en el congosto de Ventamillo, nos desviamos en esta ocasión por la zona de Serraduy, hacia la localidad de Espes, porque la intención es acometer el pico Turbón por el valle de la Muria y rodear el macizo del Turbón para regresar por las Vilas del Turbón.
Una vez en la Muria nos ponemos en marcha al principio por una pista que poco después se convierte en una senda a la derecha en fuerte ascenso. Después de pasar por un bosque de hayas, pinos y boj, salimos al valle que forma la herradura del macizo del Turbón. A la derecha tenemos el castillo del Turbón, 2492m la cima más alta del macizo, y a la izquierda su hermano pequeño, el Turbonet.
Y así seguimos hacia el fondo, hasta un collado pasando por la Ermita de San Adrián, de la que solo quedan unas pobres ruinas. Aquí el sombrío del valle se hace notar con bastantes grados por debajo de cero, incluso vemos el pequeño riachuelo que discurre por el valle completamente congelado, lo que nos hace comprender que estamos muy cerca de los 10 bajo cero.
Poco después llegamos a donde los rayos del sol comienzan a calentar el ambiente y aquí tenemos un viento helador, que por la inversión térmica nos viene de abajo arriba enfriando las espaldas. Una vez ya en el pequeño collado, enfilamos sin dudar la arista que nos llevará hasta la cima del castillo del Turbón.
Aquí en la cima, después de hacer fotos, echar un bocado y un pequeño descanso, nos disponemos a bajar, al principio por el mismo camino hasta dejar la arista. Después nos desplazamos pasando por el collado antes ascendido hacia la cara sur del macizo del Turbón con la intención de bajar hacia las Vilas del Turbón.
Por el camino recordamos una antigua ascensión al Turbón que se trazó en su día por el corredor de las Fuebas, el cual tiene una dificultad técnica superior a la bajada que se hace normalmente.
Después de consultar al grupo de la intención de bajar por ahí, se decide intentarlo y una vez metidos en el corredor la gente se da cuenta de la belleza que nos rodea en forma de numerosos resaltes y figuras de piedra que nos dejan una grata satisfacción al descender por dicho corredor. Así que con el cuidado que corresponde a un corredor que no deja de tener su ambiente en forma de patio, como llamamos los montañeros a un sitio que tiene caídas incluso mortales, con ese cuidado bajamos.
Poco después ya estamos abajo en unos prados y nos maravillamos con el corredor que acabamos de descender felizmente y sin ningún incidente. Desde ahí ya nos disponemos a bajar charlando y relajados el trecho que nos queda hasta las Vilas del Turbón.
Esta vez el día nos ha acompañado y para los que necesitaban aventura y les parecía difícil bajar por ese corredor, se dieron cuenta de que a veces, si las cosas no se intentan, nunca se sabe cómo pueden resultar. Enhorabuena a todo el grupo.
Sergio Vivas