Cuando el otoño se convierte en invierno, travesías que parecían fáciles se tornan en más difíciles con la nieve caída en estas fechas. Por eso y ante las dudas generadas de cómo nos vamos a encontrar los corredores del pico Otal, que era nuestro objetivo en esta ocasión, decidimos trasladar esta aventura a un pico quizá más asequible en estos momentos, el Puntal de Secús (2.518 m), en el valle de Lizara.
Una vez comunicadas las intenciones a los demás compañeros, que venían, por cierto, bien ataviados con todo el material (crampones, piolet, incluso arnés y casco), partiríamos por la carretera de Ayerbe hacia nuestro destino, el refugio de Lizara, a 1550 metros de altitud dónde dejaríamos el vehículo.
Un poco después nos ponemos en marcha saliendo por detrás del refugio y emprendiendo camino hacia el barranco que baja de la plana Mistresa a fin de rodear el Bisaurín, hermano mayor de nuestro objetivo de hoy, de derecha a izquierda tal como se mira.
Subiendo por el barranco siempre entre el pico Bernera y el pico Fetás llegamos a la plana Mistresa. A nuestra derecha dejamos el valle de los Sarrios, y ya todo el camino por la nieve, vamos ascendiendo la plana Mistresa con sus Vallés colgados.
Una vez llegados al punto donde el collado de Secús es lo que tenemos a primera vista, giraremos rotundamente a la derecha por una canal inclinada de nieve con unas pendientes que superaban los 50 o 60 grados haciendo una nueva huella por la nieve impoluta caída estos días y sin pausa ya hasta alcanzar nuestro objetivo, el puntal de Secús 2518m. Aquí hacemos fotos, nos maravillamos de todo el paisaje que a vista de pájaro vislumbramos, e incluso comemos ya, pues hay bastante apetito y es mediodía.
Para el retorno del pico ascendido elegiríamos bajar por el collado de Secús haciendo una circular al pico. Al llegar ha dicho collado nos encontraríamos una pala muy inclinada que más bien parecía un tobogán de nieve en el que por seguridad colocamos una cuerda que este servidor portaba desde el principio, colocando un anclaje sobre la marcha con un piolet clavado en el grueso manto de nieve. Resultó más fácil de lo que parecía en un principio. Pero ante la mirada de algunos nuevos montañeros del grupo, esta maniobra dio la oportunidad de disfrutar más aún de un rapel sobre la nieve que los depositaría en un lugar más seguro.
Una vez recogidos los elementos de seguridad, cuerdas, anclajes, etc, etc…, nos disponemos a seguir nuestro descenso por el mismo lugar por el que lo habíamos ascendido. Las caras de los montañeros del grupo, los nuevos y los veteranos, dejaban ver en sus rostros la felicidad y satisfacción que tiene para nosotros, los montañeros, ver conseguido nuestro objetivo sin incidencias, en un ambiente de pura armonía y felicidad.
La conclusión de la jornada es que, a veces, el cambio de planes supone mejorar la jornada que en un principio se había previsto, por lo menos es lo que los compañeros manifestaron después de terminar la aventura.
Los datos técnicos del día serían los siguientes; desnivel positivo unos 1100 metros y unas 8 horas de jornada para unos 13,5 km .
Firmado .Sergio Vivas