19 de septiembre de 2.021
La “montaña de Lustou” sobre el valle de Rioumajou
Lola Mas
El pico de Lustou para finalizar la temporada pirenaica
No cabe mejor definición “montaña de Lustou” como aparece en algunos mapas la cuenca superior de esta gran montaña del lado francés del Pirineo. Esa es la sensación que se tiene cuando se alcanza a ver la imponente muralla al levantar la vista mientras se asciende desde el profundo valle de Rioumajou sobre el que se eleva.
Quisimos ascenderla hace un año, y entonces la meteorología no nos favoreció, por lo que volvemos en este domingo de septiembre casi otoñal para terminar la temporada pirenaica con este gran “tresmil” del lado francés de la cordillera.
Pasamos a la vertiente norte por el puerto de Bielsa, Tramezaigues, Fabian y entramos en el largo valle de Rioumajou, hasta las granjas de Fredançon, bonito y boscoso lugar de partida, que también puede servir de acceso a los Culfredas. Como estuvimos, conocemos bien la senda que hay que coger, desviándose antes del puente de Sonere en el valle de la Piarre, o cruzando el puente un poco más allá, evitando cruzar el río que baja muy potente debido a la muy lluviosa jornada del sábado. Ascendiendo por la margen del caudaloso arroyo se va dejando abajo el frondoso bosque de grandes píceas. Más arriba, después de cruzar un arroyo, se van abriendo paso los prados de altura escalonados, dejando a un lado las potentes cascadas que se descuelgan enérgicas de la Piarre.
Han transcurrido unas dos horas cuando se alcanza la caseta que nos sirvió de cobijo el año pasado antes de emprender el regreso bajo la lluvia por las rocas resbaladizas del sendero. Este domingo la previsión es de nubes y claros y hacemos apuestas de si vencerán unos u otros, mientras que casi sin darnos cuenta con la montaña de Lustou en toda su dimensión sobre nosotros, por fuertes pendientes rocosas, nos hemos situado al pie de la empinada y rota canal que hay que trepar para alcanzar la cresta. Es el momento de ponerse el casco, o de andar con mucho cuidado de no tirarnos piedras unos a otros. Y así alcanzamos la cresta y el espectáculo de las vertientes opuestas, que compensan el esfuerzo, con el valle de la Pez, que recorrimos hace poco y el largo valle con Saint Lary al fondo.
Hay un gran vivac al comienzo de la cresta, que enseguida traspasamos sin dificultad, cuidando de no resbalar en el hielo que tapiza algunas rocas de la cara norte, ya que el viento sopla frío y la temperatura es baja en las alturas, de hecho observamos al fondo el macizo del Monte Perdido y el del Posets con una reciente nevada que los ha blanqueado. Con estas vistas no tardamos en reunirnos todos en torno al gran monolito cimero que marca los 3.023 metros de la gran montaña del Pico de Lustou.
Descendemos con precaución por la cresta y siguiendo algunos hitos evitamos los peores pasos de la canal por la que hemos subido, por lo que no tardamos en reunirnos al pie de las rocas, después en los lomos de hierba y más tarde de nuevo en la caseta refugio, escalonando el rápido descenso de los cerca de 1.700 metros de desnivel, mientras observamos montoneras de árboles secos que tapizan las laderas rotos por las grandes avalanchas que se producen en invierno por estas fuertes pendientes. Los quince participantes hemos llegado a la cumbre en poco más de 4 horas resultando un horario total inferior a 8 horas muy bueno para el gran desnivel que hay que salvar en el ascenso de esta gran montaña. Y reunidos en los vehículos aparcados en el área de Fredançon no tardamos en reunirnos de nuevo y comentar la jornada al otro lado del túnel de Bielsa, en territorio más cálido en torno a unas bebidas frías con las que seguiremos haciendo planes de montaña.
Huesca, 20-09-2021