27 y 28 de junio de 2020
La Cresta de los Picos del Infierno, de Bachimaña a Sallent de Gállego.
Lola Mas
Travesía en dos etapas desde el Balneario de Panticosa, por los lagos Azules y descenso por el Barranco de Pondiellos a Sallent.
Trepar a los Infiernos ha sido el descubrimiento de alguno de los participantes despejando incertidumbres montañeras, transitando por el macizo de tres cimas, un compendio mineral que se toca cuando se transita por las alturas donde los mármoles blancos que le caracterizan no pudieron desplazar en algún momento orogénico a las rocas rojizas y quebradas, permitiendo así el paso a los montañeros por unas viras que llevan a lo alto, donde se pisan los mármoles de las enormes placas que cruzan la montaña de arriba abajo, a donde los sallentinos trazaron también su camino por el que descenderemos en travesía por el macizo.
En la segunda actividad de Pico a Pico de la temporada de dos jornadas pasaremos la noche en el refugio de Bachimaña que ha adaptado sus servicios para cumplir con la normativa actual de estancia, con lo que hay que volver a cargar en la mochila algo más de lo habitual. Desde el Balneario de Panticosa el ascenso al refugio lo realizamos por el camino de la tubería que va de los lagos de Brazatos a los de Bachimaña, una senda alta en la ladera disfrutando de la vista del macizo de Argualas con el Garmo Negro. Saliendo del Balneario por el camino de Brazatos se sube hasta la tubería que se sigue pasando incluso algunos túneles, y sólo se desciende durante el traspaso del barranco de Labaza por roquedal, para ascender al refugio que tenemos a la vista.
En el refugio de los Ibones de Bachimaña descansamos en la terraza donde se puede estar un buen rato al aire libre en la tarde ventosa y soleada entre nubes que se prestan a fotografiar las Agujas de Bachimaña, o a dar un paseo por los alrededores. Madrugadores, a las seis y media iniciamos el ascenso a los Picos del Infierno, aunque está muy nublado y las cumbres ocultas, pero una última previsión que consultamos coincide en lo nublado del momento y anuncia algo de sol y que podría llover a media tarde por lo que iniciamos la ruta por el camino que bordea el embalse Superior de Bachimaña hacia los ibones Azules y el collado del Infierno. Saltando torrentes de los ibones inferiores entre puentes doblados y piedras, a la altura del ibón superior de los Azules se asciende por los neveros que todavía abundan en esta temporada en los lagos y cuencas superiores. Entre nieblas ascendemos por un nevero próximo al collado del Infierno dejando a un lado la marmolera que asoma en la cuenca del Nevero Norte donde se alojaba el glaciar del Infierno. Nos reagrupamos antes del collado para abrigarnos, aunque luego sopla menos viento del que nos habían anunciado algunos que bajaban.
En el collado del Infierno con el ibón de Tebarray cruzado de neveros a nuestros pies, ascendemos por el espolón rocoso dejando la cresta del Garmo Blanco sin alcanzarla, para atravesar por un nevero a la vertiente Occidental y a las viras de esta vía de ascenso a los Infiernos. En el cambio de vertiente asoma la placa Oeste de mármoles que en su formación quedaron en contacto con las metamórficas rojizas, esquistosas. El tramo es aéreo y espectacular, ascendiendo por este delicado terreno hasta la brecha que traspasa un espolón donde las placas de mármol que aparecen por delante sí han alcanzado la cresta de los picos. Así, los diecisiete que formamos el grupo, alcanzamos el primer pico de los Infiernos por este itinerario, el Occidental, primera foto de cumbre, podemos dejar las mochilas para continuar por la aérea y elegante cresta de los Infiernos, llegamos al Central (3.083 m.), mientras las nieblas que ascienden por el Norte se quedan pegadas al filo de la cresta para unos momentos de paso inolvidables, mientras que entre foto y foto de cumbre observamos en algún momento en que ilumina el sol el itinerario de descenso por la vertiente de los lagos de Pondiellos.
Otra trepada y alcanzamos el tercer pico de la cresta, el Infierno Oriental o Sureste, y de vuelta rápido que el tiempo nos está dejando transitar pero no hay que confiarse. Al descenso hay que dirigirse al espolón que se observaba desde la cumbre canteándolo por lomas herbosas en lo que constituye la vía normal de ascenso a los Infiernos por el cuello de Pondiellos al pie del Garmo Negro que tenemos enfrente.
Los lagos de Pondiellos están bastante helados y atravesamos algunos neveros para dirigirnos al descenso por la senda que camina alta por la margen izquierda del barranco. Destrepando algún corto y empinado nevero con el piolet para asegurar, nos reagrupamos para ver en el mapa la mejor forma de descenso en las cercanías de la confluencia del barranco de las Salbas al pie del Garmo de la Mina que tenemos enfrente. Las cascadas que se forman en el Salto de Pondiellos son espectaculares en un terreno de alta montaña que vamos desescalando en la jornada soleada que al final se ha quedado. Un último reagrupamiento en el arroyo a la sombra para recorrer los 600 metros de desnivel que restan para llegar a Sallent. Sí que empiezan a notarse los metros acumulados de descenso en el bosque próximo al pueblo pero se soluciona lo más rápido posible para terminar la travesía. Por fin en Sallent, esperamos a los conductores a que se reúnan para tomar unas bebidas al recoger los vehículos que el sábado se situaron en el balneario en una ingeniosa combinación de coches que nos ha permitido la actividad.
Huesca 30-06-2020