14 de junio de 2020
Volvemos al Pirineo
Lola Mas
El Chinebral de Gamueta y el Mallo Acherito en la vuelta de la Pico a Pico.
Volver a la montaña, al Pirineo, después de tres meses en los que ese “invasor invisible” ha trastocado nuestras vidas nos ayudará a resistir, por el inmenso bosque de hayas del que partimos, las altas praderas de los chinebrales por las que ascendemos, las cuencas rocosas por las que transitamos, los desniveles hasta el mojón rocoso de la cima donde los músculos sujetan el esfuerzo que nos lleva a desplegar la vista en las cumbres, como las de este paisaje de contrastes de los valles occidentales, donde el corazón y el cerebro habrán recuperado energía por el Chinebral de Gamueta y al Acherito, y sosiego en las aguas plácidas del ibón.
Agradecemos al club peña Guara que con los protocolos a seguir haya iniciado sus actividades poniendo en marcha la primera Pico a Pico de la temporada, modificando el itinerario para no pasar por territorio francés, dejando el Sobarcal para otra ocasión, transitando por territorio del Pirineo aragonés en todo el itinerario. Con mascarilla en el autobús, situación inédita y necesaria, llegaremos al punto de partida en el refugio de Linza en el valle de Hecho.
Por el bosque de hayas altísimas, llegamos al rocoso paso del Caballo, más arriba camino del espolón occidental del Chinebral dejamos el paso del Oso, y las Planas de Diego, cuando la cuesta comienza a volverse más pendiente y alcanzamos la cresta rocosa que caracteriza a todos los cordales del macizo, pasamos cortadas canales que indican que nos acercamos a la cumbre, últimos metros y tocamos el hito cimero. Parece que el verano no acaba de llegar en este mes de Junio y nos tenemos que abrigar para hacer esa foto de cumbre guardando distancias. Enfrente tenemos el Pico Acherito que es rocoso y puntiagudo por casi todas sus vertientes, por lo que también se le conoce como Mallo. Desde la cumbre del Chinebral de los Gamuetas, reconocemos el cordal del Petrechema, y más allá entre nubes, la Mesa de los Tres Reyes. Y vemos que junto a la loma cimera del Petrechema se desgaja la gran Aguja de Ansabere, su caída rocosa al bonito valle de Lescún donde clavan su base los Espígolos, esos pináculos de roca impresionantes.
Para dirigirnos al Acherito desde el Chinebral de Gamueta regresamos por nuestros pasos desandando la cresta y la loma para girar por la ladera de nuevo de Oeste a Este por las Planas de Diego. Nos reagrupamos con menos frio a unos 1900 metros de altitud donde ha asomado el sol, para iniciar el ascenso. La cumbre se va aproximando y la pirámide se aplana en forma de paredes rocosas que se bordean, unas zetas más y llegamos, el mapa indica 2.378 metros, la altitud de la mayoría de picos de los macizos circundantes, que reconocemos con la ayuda de Oscar, desde el Txamanxoia o Maz y los Budoguías, donde hoy están unos amigos residentes en territorio navarro, o de Lorenzo, que está mirando al valle de Lescún, ya que la Mesa de los Tres Reyes algo más elevada en altitud está cubierta de nubes. Bajamos, vamos a alcanzar a Marcos que acompaña a un pequeño grupo para bajar todos por el paso del collado del Huerto.
El paso es menos empinado de lo que parecía desde arriba, ya nos hemos asomado a los cortados que le anteceden que son impresionantes. Por la pedregosa Foya de Acherito bajamos rápido para reagruparnos en el refugio del Barcal de Acherito, observando las paredes rocosas de la vertiente Sur del Mallo en los pequeños reagrupamientos del trayecto. Desde el refugio por donde pacen las vacas en sus pastos de altura, el grupo más numeroso sigue hacia el lago de Acherito que alargará el recorrido y seguirá sumando metros, ha cambiado el acompañamiento al pequeño grupo que seguirá valle abajo por el Barranco de Acherito. El circo rocoso donde se aloja el lago de Acherito lo habíamos reconocido desde la cumbre, es un trayecto largo, pero en buen tramo a la misma altura de curva de nivel, por lo que es placentero y merecerá la pena disfrutar del remanso del ibón en su circo formado por la peña del Ibón y el Larraille. En el trayecto para seguir identificando los cordales cercanos y los picos más lejanos sólo hay que escuchar a Marcos, o a una gran montañera que nos acompaña y nos indica la enorme proa mirador sobre el valle de Oza del Chipeta Alto, y el cordal de los Quimboas y Petraficha con el collado, gracias María.
En Hecho, el dueño del bar, un local acogedor, nos recibe feliz de recuperar algo de la vieja normalidad, hemos tomado unas bebidas que nos han sabido a gloria bendita, más con la cuenta de más de 1700 metros de desnivel de ascenso y algo más de descenso acumulado y si decimos kilómetros, cerca de diecinueve. Gracias por el comienzo de esta edición número veinticinco de la Pico a Pico.
Huesca, 16 junio 2020