La Pala de Ip se resistió hasta el final
Lola Mas
Del valle de Izas al de Ip por la cresta de la Moleta, la Tronquera y la Pala de Ip
A primeros de Junio, en primavera de nuevo, saliendo del valle de Canfranc parecía que la historia de la temporada pasada se iba a repetir donde un día de lluvia continua nos hizo seguir un itinerario muy distinto al previsto, terminando por el collado de Izas en Formigal. En este domingo de primeros de Junio de nuevo había previsión de lluvias tormentosas. Las de la mañana se atrasaron un poco y nos cogieron de lleno cuando llevábamos una hora de camino por el valle de Izas. Aguantamos estoicos junto a una gran piedra sin techo con todos los paralluvias puestos, confiando en las previsiones optimistas que daban mejoría. Al rato, después de una fuerte tromba de agua tormentosa, se abrieron las nubes sin llegar a despejar y nos pusimos en marcha de nuevo los participantes de la primera actividad pirenaica de la Pico a Pico, valle de Izas arriba.
Quedaba descartado el corredor que por el Norte accede al collado anterior a la cima de la Pala de Ip, para lo que llevábamos crampones, piolet, y alguna cuerda de apoyo, ya que habría quedado maltrecho con la tormenta, pero iríamos hacia la Moleta, en sentido contrario al previsto, por la cresta que continúa hacia la Pala, por los picos de la Tronquera, para seguir o no, según la evolución de la jornada a culminar de esta forma la Pala de Ip.
En un primer escalón del largo valle se encuentra la cabaña de Iserias, y allí el verdor del paisaje contrastaba con el gris del cielo que se iba azulando en pequeñas ventanas, lo que permitió un descanso en el idílico paraje, rodeados de torreones rocosos calcáreos y areniscosos. Mientras tomamos algo, ponemos lo que podemos a secar, observando entre nubes al fondo la cara norte de la Pala de Ip. Continuamos hacia el lago de Iserias o de Samán, entretenidos en el pendiente ascenso con la observación de los fósiles que abundan en las sedimentarias rocas del antiguo mar de Thetys que ocupó este terreno en tiempos geológicos, donde ahora se levantan montañas, de lo que nos ilustra el geólogo Cuchi que nos acompaña y que no pierde ocasión de fotografiar relieves, rocas, fósiles y todo lo que sirva a sus enseñanzas universitarias. En el lago a unos 2.150 metros de altitud, se abre un paisaje de turbera, con corrientes que circulan a la deriva por el llano, que recorremos a saltos para comenzar a ascender al collado de la Moleta, superando un escalón de unos trescientos metros de desnivel.
En el collado tenemos a vista lo que resta a la Moleta, un torreón rocoso característico, desde donde se avista la canal de Ip, con el gran lago embalsado, por donde discurre otro itinerario de ascenso a la Pala de Ip, por una vía normal más sencilla que la del corredor que hubiésemos ascendido de haberse presentado mejor día. En la cresta de la Moleta que no tardamos mucho en alcanzar observamos la sucesión de cimas de la Divisoria de Izas e Ip que forma con los picos de la Tronquera que finalizan en la Pala de Ip, que destaca cien metros por encima del último collado, aún lejano. El paisaje de ambas vertientes con los inmensos valles tributarios del de Canfranc, la canal de Izas con sus escalones glaciares del circo de Saman de donde venimos y la ancha canal de Ip, apreciándose hasta el mismo fondo mil metros abajo, entretiene el recorrido, aunque no hay que perder vista de donde se pisa, porque se pasa por estrechos pasajes rocosos a modo de senda con altibajos que a ratos requieren echar las manos.
Pasamos los hitos rocosos de las cimas redondeadas de la Tronquera, rápidamente, por terreno sin complicaciones y traspasamos el collado donde va a parar el corredor norte, por el que hubiéramos ascendido de haber amanecido soleado el día, y aunque es la hora en que está prevista la segunda amenaza de tormenta, aunque está bastante gris, como no llueve, seguimos subiendo los cien metros que restan a la cumbre de la Pala de Ip, entre grandes bloques de roca, que hay que trepar. Un último tramo menos rocoso pero igualmente empinado y nos encontramos en la cumbre, un observatorio privilegiado, como lo ha sido la cresta entera. Enfrente mirando al Sur, al otro lado de la canal de Ip, se levanta majestuosa la Peña Collarada característica con sus empinadísimos corredores en pleno deshielo, mirando al Norte destaca el Midi d’Ossau con el Anayet por delante que asoma entre las nubes, más lejos al Oeste los macizos del Aspe y del Bisaurín que hemos recorrido tantas veces tanto en invierno como en verano.
Descendemos rápido, no hay tiempo que perder porque nos espera el largo descenso y el recorrido de la canal de Ip hasta Canfranc donde nos recogerá el autocar que nos dejó cerca de Canfranc Estación y del Fuerte del Coll de Ladrones por la mañana. Resultan al final cerca de dos mil metros de desnivel acumulados de descenso, los que se han sumado entre los cortos descensos de la cresta y el largo descenso al valle desde los 2.779 metros de la cumbre principal de la Pala que tiene dos cimas, que se terminan notando en las piernas especialmente en las últimas curvas del camino llegando al Puente de Arriba cerca del pueblo de Canfranc, ya que se suman a lo que llevábamos de ascenso que se acerca también a los dosmil, con 1.960 metros de desnivel positivo acumulado y los más de 23 kilómetros recorridos en este largo e interesante trayecto donde por fin los nubarrones dieron paso a una jornada de claros y nubes que permitió ascender a la Pala de Ip desde el valle del río Aragón en casi once horas de itinerario.
Huesca, 11-06-2019