De la cresta del Seil de la Baquo al Perdiguero por el circo de Oo.
Lola Mas
Seil de la Baquo, el glaciar de la vaca, por unos cuernos rocosos que recuerdan a las apacibles vacas como si asomaran sobre el glaciar, pero ¿qué está siendo de él?. A observar su proceso de extinción en los descarnados restos bajo el murallón rocoso del enorme macizo fronterizo y a otear desde las alturas sus vertientes salpicadas de profundos lagos presididas por el gran Perdiguero, nos dirigimos con la Pico a Pico en la primera actividad postvacacional.
Como la jornada se prevé larga amanecemos temprano en el refugio de Estós los 19 participantes que nos hemos reunido para la travesía y nos dirigimos por el valle de Gías hacia la cresta del Seil de la Baquo, dejando a un lado el puerto de Oo al pie del Gourgs Blanc y la Aguja Jean Arlaud, encaramándonos por penosas pedreras de fuerte pendiente junto al pico Audoubert, por una brecha donde sopla el viento fuerte y frío, guardamos bastones y comienza la trepada a la cresta del Seil, el termómetro marca 2 grados. Pero el sol anima los primeros pasos de trepada y las vistas de ambas vertientes que son impresionantes, animan a recorrer la aérea cresta alcanzando el siguiente hito, el Cap de la Baquo Occidental de 3.081 m. y pronto el Cap Oriental, con cuidado sobre las losas de rocas rojizas que se levantan en grandes estratos incrustados en el granito de la cresta. Vista desde el vuelo de una avioneta, o desde el valle a ciertas horas de puesta de sol ofrece imágenes que recuerdan el colorido de otro planeta.
Traspasado un declive destaca en la cresta la mole del Seil de la Baquo que alcanzamos en poco tiempo con sus 3.098 m., fotos de cumbre en el magnífico lugar con vistas al valle de Oo en toda su dimensión en la vertiente norte con el hielo negruzco que se encarama al cresterío, restos del glaciar de la Baquo y el lago redondo a su pie. Por la vertiente sur, el valle de Estós con el de Gias por el que venimos, destacando enfrente el Posets y las crestas que le apuntalan. Al otro lado el Lezat, el Quayrat, la cresta del Belloc, Spijeoles, Gourdon, ascendidos con la Pico a Pico. Más lejos mirando al Sureste el macizo de las Maladetas, el Aneto y más allá al Oeste el macizo del Balaitus y el Vignemale, las vistas son impresionantes, y los ibones o lagos que perduran salpican de azules verdosos los escalones glaciares de este territorio.
Avanzamos creando el gran bucle de la jornada, para lo que regresamos por la cresta al Cap de la Baquo Occidental, y por una canal que se descuelga a un espolón rocoso, descendemos al pie de los restos glaciares de la Baquo perdiendo altura para evitar los canchales de hielo, y comenzamos a ascender camino del collado superior de Literola por el Vallon de Literola, donde dejamos a un lado los restos del glaciar del Portillón, en el arduo ascenso por terreno fuera de sendero. Al alcanzarlo a sus 3.033 metros de altitud llevaremos muchos de ascenso acumulado y de esfuerzo. Lorenzo anima, ahí está el Perdiguero que estaba en el plan, un último esfuerzo para los metros que nos separan de la cumbre que en poco tiempo se alcanza por la cresta rocosa, trepadora a su inicio, rápidas fotos y rápido regreso al collado, la jornada avanza, y el descenso por el valle de Literola es largo.
El Lago Blanco de Literola ameniza el rápido destrepe por la ladera, hay que rodearlo largamente, y se hace obligado un descanso a rellenar agua en su desagüe para retomar fuerzas y salvar los escalones del valle, que se van sucediendo con las luces casi otoñales de la tarde. Aparecen síntomas de cansancio pero el ánimo es tanto que acabamos el gran itinerario con su bonita cresta del Seil de la Baquo felices y contentos en unas trece horas llegando al puente de Literola, donde nos espera el autobús, y donde hacemos balance de las cifras grabadas, 2.150 metros de desnivel positivo en las piernas y 2.300 metros de desnivel de descenso en las mismas piernas, metro arriba metro abajo, así que a celebrarlo con buen humor en el trayecto de regreso.
Huesca, 9-09-2019