Despedida de Carlos Puyal, en el Tozal de Guara
Lola Mas
La Pico a Pico se convierte en un homenaje
La temporada de alta montaña, la Pico a Pico, de Peña Guara, empieza en la Sierra de Guara, en mayo, más adelante en verano vendrá el Pirineo, las ascensiones a una selección de picos por itinerarios interesantes. La apertura ha contado con dos etapas, que han propiciado un recorrido por gran parte de la sierra oscense con cumbres en Gabardiella y el mismo Tozal de Guara.
Partimos de las proximidades de la Peña de San Miguel del Salto del Roldán, algo antes, donde nos puede dejar el autobús, para bajar al río Flumen y cruzarlo con sobresaltos ya que baja caudaloso, y por el valle de Valleclusa traspasar el collado Collicierco con la vista de la cara Norte del Picón, la peña del Mediodía, una mole rocosa desde todos los puntos de vista. De ahí al collado de Las Paules una planicie herbosa por la que iniciaremos el ascenso al cordal de Gabardiella, que desde el pico Luna a la cumbre de Gabardiella tiene una rocosa y lucida cresta. No tardamos mucho en iniciar el descenso, ha tronado mucho y parece que nos envuelve la tormenta, pero ahí queda, ha descargado en la Hoya y llegamos a la pardina de Orlato a descansar bajo un floridísimo manzano, que sirve para fotografiar tras él la cara Norte de Guara, sus bonitas pedreras, vista que disfrutaremos desde Nocito, donde pasaremos el resto de la tarde en buena charla y pernoctaremos, después de unas ocho horas de recorrido.
Durante el descanso, llega la noticia de que un montañero “histórico” de la sociedad oscense de Peña Guara, Carlos Puyal, que había llamado al presidente para despedirse, para agradecerle haber formado parte de la misma y encargarle que se despidiera, había hecho cierto que a pie no subiría más a Guara; hacía pocos años que con unos 85 de edad había subido. Nos seguía en este Diario del Altoaragón y en una ascensión nos enseñó las edelweiss que todos los años nacen en su cara Norte, junto a la cumbre, donde él las había sembrado en una de sus mil ascensiones no contadas, ya que como le dijo a Lorenzo al preguntarle cuántas veces lo había hecho le dijo: ¿acaso tú cuentas cuántas veces entras en casa?. Así que arriba, en el libro de cumbre del Tozal de Guara queda nuestro homenaje. Con el del ascenso, para el que salimos con la mañana fría en Nocito, por las Cañatas, al collado de Petreñales y rodeando la montaña por el Oeste llegamos a su cumbre, la misma en la que generación tras generación se han fotografiado montañeros y alpinistas que forman parte de la historia de esta actividad.
El Pirineo está cubierto, con ventisca, como la que sopla en el cordal y en los collados por los que recorremos la sierra con los hitos de la punta Vallemona y el Tozal de Cubillas para descender por el Sur hacia Santa Cilia de Panzano y completar otra suma de desniveles que serán al final acumulados más de tres mil metros en la travesía de esta sierra prepirenaica que alienta vidas y sueños montañeros.
Lola Mas
Huesca 14-05-2018