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Pico Bum

Maupas (3.109m.) y Boum (3.006m.) en una intensa jornada de alta montaña.

Lola Mas

De tormenta a tormenta  “dos tresmiles por el precio de uno”

 

El Maupas, el pico del “mauvais pas”, del “mal paso”, no estaba en el guión de la jornada, pues esta cumbre principal del macizo fronterizo al que nos dirigimos ya había sido ascendida hace años por la Pico a Pico, pero condicionados una vez más por las previsiones meteorológicas, que anunciaban tormentas de tarde, se presentaba como una bonita opción alternativa al pico de Boum, ya que el refugio francés de Maupas se encuentra al pie de la vía normal del Norte, rocosa, interesante y relativamente rápida. Subir o no también al Boum quedaría a las decisiones que se toman sobre la marcha de una forma tan natural que parece que todo está en el guión, resultando al final una de las jornadas más intensas de toda la temporada, con la alegría, en broma, de “haber subido dos picos por el precio de uno”.

 

El pico de Boum, una escarpada aguja de tresmil quiere decir “lago”, y así lo nombrarían por los bonitos lagos a los que mira, como los del valle de Remuñe por el lado español y por el lado francés, el Verde, el Azul, el Celinda…, que suavizan la pétrea apariencia de estas agujas que tienen en el Maupas el centro de las crestas donde se sitúan.  La oriental que va del Maupas al Boum, seguida del Mall Barrat y más allá el Mall Pintrat donde se encuentra el paso del puerto “Biello”, por donde se regresará al valle de Benasque en la ruta circular de dos jornadas que se ha programado comenzando en el valle de Lys de la vertiente francesa. El Boum no tiene una vía normal muy fácil por ninguna de sus dos vertientes, pero es preferible la ruta del Norte, por Francia, donde se superan algunos pasos de escalada poco difíciles con menos riesgo que por la vía del Sur desde el valle de Remuñe.

 

El sábado llegando a Luchon por el tunel de Viella y el puerto del Portillón, el autocar nos deja en el punto de partida del valle de Lys donde a las dos de la tarde emprendemos el ascenso a toda marcha por la previsión de tormentas que ya se anuncian en el cielo.  El grupo en esta ocasión no es muy numeroso, lo que permite agruparnos con facilidad, y de paso aflojar el paso ya que el ascenso al refugio de Maupas situado a 2.430 m. requiere superar más de 1.200 metros de desnivel. El camino al principio transita por un bosque de altísimas hayas y abetos que compiten por la luz en las laderas de este profundo valle salpicado de cascadas. Se alcanza un espolón herboso donde la senda toma altura en varias zetas donde seguimos las señales rojas que indican al refugio, dejando el camino de los lagos Azul y Verde.

 

Acercándose al refugio por un alto espolón de la montaña llaman la atención las viejas instalaciones de hierro del teleférico de obras y el complejo de tuberías que hay  desde los lagos de altura a las centrales eléctricas del valle.  Poco después de un refugio libre, entre un pequeño lago y un espolón rocoso aparece el refugio de Maupas, justo a tiempo de librarnos de la tormenta de la tarde. Es un pequeño refugio de escasas 30 plazas que este fin de semana atiende la guardesa, acompañada de su perro, que se apaña muy bien con pocas comodidades para servir postres caseros o cervezas artesanas de “barril”, mientras en los exteriores, la curiosa caseta de aseo “con vistas al valle” o un pequeño gallinero, amenizan la charla y el descanso antes de la cena.

 

Sobre las siete de la mañana del domingo al empezar la ascensión al Maupas con luz del día, ¡cuál es nuestra sorpresa del acontecimiento astronómico de la jornada!, vemos pasar una bola de fuego en el horizonte montañoso de forma inesperada, el “bólido” del que luego nos enteramos que se había anunciado su vista al entrar en la  atmósfera terrestre. Así de sorprendente iniciamos la ruta que parte del mismo refugio en la base de la montaña. La ascensión es muy interesante,  porque requiere trepar en algunos momentos por el mejor paso entre las rocas, después de la Tusse de Maupas, alcanzando en la arista el paso a la vertiente Oeste, por donde se llega a la cumbre, en la que en esta ocasión, casi viene bien que el grupo no sea muy numeroso para la foto de cima, no es fácil agruparse en la cresta entre los restos del trípode metálico del vértice geodésico de 3.109 m.

 

La cumbre es el centro y un mirador excepcional de la cresta occidental que enlaza con los puntiagudos Crabioules o la oriental y muy escarpada al Boum. Más fotos hacia el Perdiguero, o el Lézat y el Quayrat en el contiguo valle de Oo, e iniciamos el descenso antes de que las nubes se pongan más negras de lo que están. En el regreso, tanto para seguir directos al paso del puerto Viejo al valle de Benasque, como para subir al Boum hay que tomar dirección Este y traspasar el glaciar del Maupas, buscando el mejor itinerario entre los neveros y las rocas, donde una morrena frontal bien definida sirve de buen punto de referencia para reagruparnos. Mientras, el se anima y con él la posibilidad de subir también al Boum.

 

Para ello, se alcanza el espolón Noreste que hay que traspasar para tomar la vía normal de esta vertiente, por unas canales pedregosas empinadas con unos pasos  “PD” próximos a la cumbre que describen las guías, no difíciles, pero aéreos, que por precaución se aseguran. En la cumbre de la aguja del Boum un merecido descanso al sol, con la vista en el Mall Barrat rocoso y característico. Sirve este descanso también para tomar la medida de la ruta de regreso por el puerto Biello más allá del Mall Pintrat que aún no está a la vista, así que fotos en el mojón cimero y comenzamos el destrepe.

 

Hay que descender hasta el lago Azul sobre el Verde y por una senda colgada preciosa aún disfrutamos del sol que está cubriéndose a marchas forzadas con nubarrones oscuros. En el lago Charles una breve parada para sacar todo tipo de elementos para la tormenta que comienza, paraguas, capas, goretex, que protejan de la granizada que nos vemos obligados a soportar después de haber disfrutado de las dos cumbres.  La tormenta endurece durante un rato el regreso pero, afortunadamente, en el tramo final de ascenso al puerto Biello escampa y aunque es duro por la inclinación y los metros de desnivel acumulados, por fin llegamos felizmente a celebrar tan intensas jornadas al recogernos el autocar en el final de la carretera sobre los Llanos del Hospital.

 

Lola Mas

Huesca, 10-09-2014