Alpina e invernal ascensión a los Culfredas fronterizos.
Lola Mas
Nula visibilidad a tres mil metros en las cumbres fronterizas del valle de Gistaín
Las aristas del macizo del Posets desde el valle de Gistaín se observan romas, sin filos rocosos que asomen, redondeadas por el manto de nieve que aún las cubre con más de dos metros que se acumulan a más de 2.500 metros de altitud en los macizos pirenaicos.
La primera pirenaica de la temporada de la Pico a Pico pretendía arrancar con uno de los grandes, el Posets, ascendiendo por el valle del Cinqueta desde las granjas de Viadós. Pero el mes de mayo no ha dejado de “marcear” hasta el último día en el que estamos convocados para la aproximación con vehículos al refugio de Viadós, donde siempre nos reciben con la mejor atención. Las nubes cubren todas las cumbres al atardecer después de las nevadas que se han repetido en altitud durante toda la semana acumulando más de 30 cms. de nieve nueva sobre las capas consolidadas del invierno. Con la situación meteorológica del norte que persiste hace bastante frío en esta última tarde de mayo.
Al amanecer ya no cabe duda que hay que poner en marcha el plan “B”, o incluso el “C “, que los organizadores han previsto, ante la fina lluvia que se descuelga de los negros nubarrones que cubren todo el macizo y por las desafiantes laderas cimeras del Posets con fuerte pendiente y muy cargadas de nieve a estas alturas de la primavera, por lo que sin perder tiempo nos desplazamos por la pista al llano de Tabernés de donde parten varias rutas por el valle del Cinqueta de la Pez hacia el puerto de la Pez o al puerto de la Madera.
Los Culfredas o Batouas, tresmiles fronterizos que forman una cresta desde el puerto de Cauarere próximo al de la Madera son una buena opción para un día tan incierto. Desde los llanos de Tabernés iniciamos la ascensión por el valle del Cinqueta de la Pez que da acceso al puerto y picos de la Pez tomando el desvío del puerto de la Madera que también conduce al collado próximo de Cauarere, puertos por donde transcurría el trasiego fronterizo de madera entre el profundo valle francés de Riomajou y el español de Gistaín.
Al resguardo en unas rocas que asoman, antes de alcanzar el collado de Cauarere de 2.524 m. de altitud, que se presume venteado, un descanso para tomar fuerzas y seguir abriendo huella en las capas de nieve, lo que venimos haciendo desde los 2.000 metros de altitud.
Las nubes no cejan en su empeño de traspasar la línea fronteriza, cosa que ya ocurre unos metros más arriba del collado. La primera ladera que hay que afrontar toma rápidamente una inclinación considerable antes de alcanzar las proximidades de la cresta por la que avanzamos abriendo huella por su vertiente Oeste que torna a Norte en el pico de Cauarere o peña Cabalera de 2.902 m. que se alcanza después de salvar un escollo rocoso por terreno mixto de nieve y de rocas.
Transitar por este terreno requiere emplearse a fondo produciéndose relevos en la cabecera del grupo para la ardua labor de abrir huella tanteando a cada paso el terreno dado el espesor acumulado sobre las vertiginosas laderas del profundo valle de Riomajou. La arista está rematada por caprichosas cornisas a sotavento que hay que evitar por el lado más seguro y truncada por escalones rocosos que requieren afianzarse a las quebradizas rocas de pizarras y esquistos rojizos. La visibilidad a ratos es nula por lo que se precisa buen ánimo para continuar, que parece que no falta a la mayoría, con la confianza que proporciona ir precedidos por un alpinista para quien el terreno nevado y rocoso no es inconveniente, aunque la falta de visibilidad dificulta mucho el paso. En el momento que aparece otra dificultad rocosa y se han alcanzado los 3.000 metros de altitud, es la ocasión de dividir el grupo en dos, al fin y al cabo ya se ha realizado la cumbre del Cauarere. Los demás con los cinco sentidos puestos en afianzar el paso alcanzan otro resalte rocoso que una vez superado sitúa en la cima del Culfreda Sur de 3.031 m, o al menos eso es lo que indican los Gps de los que hay que echar mano para que lo confirmen, a la vista de que cualquier mojón está oculto y la visibilidad brilla por su ausencia.
Una foto de cumbre envueltos en la densa niebla y regreso por nuestros pasos destrepando con más tiento si cabe que al ascenso. Con la alegría de haber pasado las dificultades nos unimos al resto del grupo que ya está llegando al collado de Cauarere, desde donde nos deslizamos por las laderas de nieve húmeda que conducen por los bosques del Barranco de la Madera al valle del Cinqueta de la Pez, donde por fin luce el sol hasta alcanzar el llano de Tabernés, aunque observamos que las cumbres del macizo del Posets y el de Bachimala siguen envueltas en nubes que se han quedado enganchadas en las alturas.
Sin duda la nieve será protagonista en este comienzo de temporada de final de primavera, aunque confiamos que el sol también lo sea en los próximos e interesantes objetivos que nos esperan. Hoy celebramos también que esta erguida cresta de los Culfredas han constituido los primeros tresmiles para una de las jóvenes participantes que se ha sumado a la Pico a Pico.
Huesca, 3-06-2014
Lola Mas